Si la bienvenida fue sorprendente y cálida, la despedida no se queda atrás. Todo el alumnado esperando a los alumnos españoles en el hall. Con aplausos y gritos de júbilo. Nuestros “ragazzi” les han tocado el corazón. Las familias de acogida presentes también, para un pequeño homenaje. La coordinadora Erasmus, Engracia, va llamando a cada uno de los participantes para darles el diploma de asistencia.
Por la tarde después de las clases, los alumnos italianos quedan con los alumnos españoles para un paseo de despedida y el último “gelatto” en Massafra.
No hay palabras para tanta hospitalidad, se han volcado con nosotros de una manera excepcional. Nos han hecho sentirnos “importantes”. Gracias infinitas por esta experiencia tan humana. Los recuerdos quedarán para siempre.